jueves, 8 de octubre de 2009

El primer pucho


Encerrada en el baño, (vacía estaba la casa) lo enciendo.
La noche anterior había preparado la travesura, con toda previsibilidad.
El humo evidencial y paranoico se escapa del objeto incendiado.
El hecho de aspirar y respirar me ponía nerviosa;
sentía la excitación de estar haciendo algo a escondidas,
como cuando era niña.
El rechazo-reflejo de la tos no me impidió seguir y, testaruda, continué....
-Esto es una mierda! dije
Cuando casi lo termino, empieza el deleite, el mareo inicial que nunca mas volví a sentir (por viciosa).
El tabaco producía esa sensacion en las piernas,ese hormigueo que combina relajo y placer.
Jamas me había sentido así ...tan liviana como el humo que me rodeaba , en mi corta vida de 16 años.
Paranoica, tiré desodorante de ambiente. Igual, fue en vano. Tarde o temprano, me descubrieron por los vestigios gaseosos del frágil cigarro.

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